jueves, 22 de julio de 2010

Alabama Jack's Magia en Key Largo

Veinte millas de recorrido sobre la angosta y deshabitada via Card Sound son suficientes para encontrar un insólito lugar de Key Largo. Se trata del restaurante Alabama Jack's, un lugar apartado de la ciudad y la única estructura a lo largo de la vía Card Sound. Allí confluyen diversos personajes no solo para comer, sino también para disfrutar de la música country, bailar cloging o conversar con sus conocidos.
A los lados de la via, solo son visibles pinos australianos, el gris del pavimento, las motos y los carros de los visitantes; mientras que adentro la luz natural llena el espacio, acentuando el blanco de las sillas plásticas y el brillo del mar que se puede ver desde la entrada. Los manglares completan la escena natural y la idea de que se está en un lugar suspendido en el tiempo y el espacio.
Este es el negocio de Phillys Sague y sus dos hijos Mike y Raquel desde 1981. Llegaron a él por el azar, cuando Phillys, recién incursionaba en la venta de bienes raíz y tuvo como primera propiedad a su cargo la venta del apartado restaurante Alabama Jack’s. Cuando ella se adentró en la rustica estructura de madera, quedó cautivada con su ubicación sobre el agua y la música country que le trajeron recuerdos de su natal Michigan. Decidió comprarlo y convertirlo en el negocio de la familia. Conservó la idea original de sus fundadores y sin remodelación alguna, le imprimió su experiencia culinaria al menú.
Bruce, cliente desde hace unos treinta años, asegura que el cambio de propietarios se notó en la comida, de hecho su plato favorito, el sándwich de delfín, fue inventado por Mike, hijo menor de Phillys.

En el año 2003 los lectores de New Times Miami, premiaron Alabama Jack’s como el mejor restaurante “para estar en onda” (to go stoned), y las tradicionales frituras de concha fueron galardonadas como el mejor plato.
Pero no solo la comida casera a buen precio es la razón para visitar el lugar; los domingos se ven adornados por vestidos cortos de organza, enaguas pomposas, botas vaqueras y blusas blancas de encaje para bailar “Free Style Cloging”. Una danza originada en Europa y bailada en algunos estados del centro y sur de los Estados Unidos. Betty viene danzando desde mediados de los años 70 y continúa haciéndolo a sus 78 años de edad. Su falda azul marino se mueve al ritmo de la música y la levanta de repente, mostrando unas pantaletas de encaje que le hacen juego a la falda; los espectadores ríen y aplauden mientras Betty continúa girando con su paso brincado. Su vitalidad sorprende, ella asegura que la edad esta en la mente y que en las mañanas suele leer una frase que dice “Comienza cada día con una sonrisa en el corazón”.
Janie, una mujer de ojos verdes, es otra de las asiduas bailarinas de Alabama Jack’s y tal vez la de mayor antigüedad en el grupo. “Son alrededor de 40 años los que llevo bailando”, y según contó, este es su segundo hogar. Esta madre de 10 hijos, abuela de 27 y bisabuela de 8 pequeños, cumple con su cita semanal y viene acompañada de su esposo que aunque reacio al baile la mira al tiempo que fuma y conversa con sus conocidos.

Los acordes de la banda Card Sound Machine de Alabama Jack’s, hacen saltar a Janie. Ella los mira y recuerda ver a Jeff, el ahora guitarrista y vocalista de la banda, cuando tenía 3 años y aprendía a bailar en esa misma pista de cemento, mientras sus padres eran los que cantaban. Ahora Jeff como representante de la segunda generación de la banda sigue amenizando las tardes de los sábados y domingos.

Los latinos también disfrutan del lugar; Ana, de padres cubanos, decidió organizar allí la reunión del cumpleaños 42 de su esposo. “Escogimos celebrar su cumpleaños aquí porque nos encanta sentirnos relajados y bien atendidos”, dice Ana mientras la mesa de unas dieciocho personas entre niños y adultos, saborean papas a la francesa, ensaladas y cheesecakes.

Y es que la magia de Alabama Jack’s hace posible que en este mismo espacio se puedan ver personajes tan diferentes como Matthew y Ron. El primero es un hombre de negocios que llega en su bote por la parte de atrás, acompañado de su esposa y un grupo de amigos que visten impecables colores claros. Ron es un motociclista de barba larga y aliñada, con vestiduras que invitan a pensar en una vía polvorienta. Ron bebe su cerveza, junto a otros con la misma bandera en la chaqueta y ríe con malicia al sentirse observado.

Estos y otros tantos personajes se reúnen de cuando en cuando mientras Phyllis, Raquel y Mike entran y salen de la cocina, caminando entre las mesas hasta llegar al bar, para atender cordialmente a los comensales para hacérlos sentir como en casa... Una casa sacada de cuento pero presente y real en un rincón de Key Largo.

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